Imagina un lugar donde las familias se sienten verdaderamente acompañadas. Y ahora deja de imaginar.
“El momento de hacer ejercicio es muy socializador: les ayuda a conocer otros niños de otras habitaciones, hacer amistades, quedar para hacer partidillos... y al final eso les anima muchísimo. Además de que al día siguiente se sienten muchísimo mejor.”
“Sus cuerpos al final se deterioran muchísimo después de tanta medicación y tanta quimio. Por eso, como padre, cuando ya sales del hospital, agradeces muchísimo todo ese ejercicio que ha recibido.”
Raquel, 41 años, mamá de Lorena
“El ejercicio les hace estar un poco como en casa, dentro de la situación tan grave que tienen, porque les ayuda a mejorar en todo: a nivel psicológico, a nivel físico y a nivel emocional.”
“La cama te come. Y más durante estas enfermedades que tienen unas estancias muy largas en el hospital. Por eso es importante apoyar terapias e iniciativas como esta, que a nosotros nos ha servido muchísimo.”
Dani, 43 años, papá de Lorena
“Recuerdo que con 15 años me llevaron a una sala donde había médicos, enfermeras, un psicólogo, mis padres... Y todos con una cara muy seria. Ahí me dijeron que tenía un linfoma. Me explicaron qué era esa enfermedad, cómo iba a ser el tratamiento, la hospitalización y los efectos secundarios. Mi única pregunta fue: ¿puedo jugar al fútbol?”
“Yo era un niño muy tímido, inseguro. Con miedos. En esa época en la que nuestro cuerpo cambia y te parece que todo gira alrededor de la imagen que proyectas. La enfermedad me hizo cambiar radicalmente. Cuando te pasa esto, con 15 años, sientes que el proceso de madurez personal se acelera mucho. Cuando empiezas este proceso, con la quimio y los tratamientos, entiendes qué es lo importante. Lo mejor de ti no es tu físico. Lo mejor de ti es la gente que te acompaña y te quiere. Tu familia, tus amigos. Ellos te hacen sentir menos enfermo. Los chavales que pasan por esto solo quieren vivir la normalidad, tener una rutina y tener actividad.”
“Me costaría mucho entender mi vida sin ejercicio físico. El deporte ayuda a descubrir valores que nos hacen crecer como personas. El sacrificio, la disciplina, el esfuerzo... todo esto tiene un gran impacto positivo.”
Víctor, 33 años, superviviente.
“Que el ejercicio físico es beneficioso para los niños es real, porque lo he visto con mi hijo. Un fisio ha trabajado a diario con Leo y nos ha enseñado qué tendríamos que ir trabajando, también una vez fuera del hospital."
“Las quimios hacen mucho daño. Es importante no abandonar a los niños en su salud y fortaleza física. Los niños no entienden lo que está pasando. Ellos solo quieren moverse y jugar. Los niños no tienen ese miedo, nada les para. Y entre todos debemos ayudarles a seguir con su actividad.”
Cristina, 41 años, mamá de Leo.
“Yo creo que ha sido imprescindible. La alegría que ha tenido, el juego... Lo he podido comprobar en la recuperación de sus pies, por ejemplo, entre el tercer ciclo y el trasplante.
“Si el deporte y el juego se pudieran hacer como una rutina y se establecieran como parte del tratamiento sería idóneo.”
“Además, el ejercicio lo veo muy relacionado con la comida. Si tú estás en una cama, sin mover nada, tu cuerpo no quiere nada. Pero en cambio después de hacer deporte, comen más, les apetece más comer.”
Manuela, 48 años, mamá de Rubén.
“Yo creo que es vital para ellos. Mi hija me pide hacer deporte, me pide bailar, patinar... A parte de para no pensar en su enfermedad, les sirve para activarse y para que se le pasen los días como una niña cualquiera más.”
“Si no hacen ejercicio físico da la sensación de que están más enfermos de lo que están. Pierden movilidad, pierden actividad... se quedan atrás.”
“Es verdad que los niños se pueden entretener jugando con la tablet, pero eso solo vale para un rato y no se puede comparar con los beneficios de juntarse con otros niños y jugar al baloncesto o lo que sea.”
Fran, 43 años, papá de Alejandra.
"A Abril le diagnosticaron leucemia con dos años y medio. Ahora tiene tres años y medio y está en el proceso intensivo, en la última reinducción.
Creo que notaremos el cambio a nivel motor en el periodo de mantenimiento; Abril está en alto riesgo y hemos tenido dos periodos de descanso entre reinducción y reinducción, y ahí se nota mucho cómo mejora su capacidad motora.
Es muy necesaria la estimulación física, porque justo cuando la diagnosticaron empezaba a aprender a correr, a saltar, a subir y bajar escaleras solita, y ahora ha dejado de hacer estas cosas.
En cuanto pueda, tendrá que volver a aprender a hacer todas estas actividades. Ahora tiene una edad en la que se le nota que tiene ganas de actividad física, como bailar, jugar al pilla pilla, al escondite… pero literalmente no puede.
Los papás y mamás de otros niños como Abril, con los que nos relacionamos por tener en común casos de cáncer infantil, confirman que se necesitan fisios y estimulación.
Nosotros intentamos hacer estimulación cuando ella se encuentra bien, porque ahora, con mucha medicación, solo quiere estar tumbada. Quizá si la actividad física estuviera en protocolo, Abril tendría una atención profesional que supiera atender sus necesidades."
Rosa Martí (35 años), mamá de Abril.
¿Quieres hacer una donación para acelerar la curación del cáncer infantil?
¿Quieres crear un reto deportivo a favor de la Aceleradora Unoentrecienmil?